I open at the close

jueves, 31 de julio de 2014



49 años para ella. 35 años para él. ¿Madre e hijo podría decir? Es otro cumpleaños para ellos y es otro cumpleaños para mi también. Para nosotros. Aquellos que amamos Harry Potter. No esos que les gustan las películas o aquellos que vieron una o dos. Sino que me refiero a aquellos que vieron MIL veces las películas, los que se releyeron los siete libros más los tres libros anexos, MILES de veces. Esas personas que crecieron con una saga y que tal vez no fueron comprendidos por sus padres, toda su familia o sus amistades, por el gran nivel de fanatismo que poseían. Todos nosotros, los malditos fandoms, los geeks, los nerds forever. ¿Saben a quiénes me refiero no? A esos que años atrás en Argentina organizaron una Potter Walk, en Plaza de Mayo, y que reunió a más de 1500 fanáticos. Aquellos que vivieron las salidas de los libros, como si fueran la salida de la cura a una enfermedad letal. Los que miraban las avant premieres por internet deseando que alguna vez pasara en su país. Todos aquellos que lloraron, rieron, se sientieron tristes o se sintieron felices.


¿Qué es Harry Potter para mi? Podría hablar de eso durante horas. Fue amor. Es amor. Es amistad. Fue amistad. Es sinceridad. Fue sinceridad. Es un mundo. Es MI mundo. Es mi locura. Es mi casa segura. Es mi elección ante todo. Es mi felicidad. Es mi tatuaje en mi piel. Son miles de frases en mi cabeza. Son miles de hechos en mi mente. Fue un día en el parque temàtico de Universal Estudios. Es la foto que me saqué con Matthew Lewis. Es la razón por la que estoy estudiando inglés. Es la causante de que no pueda ahorrar mucho. Es la razón por la cual dejé de creer en la democracia y adquirí la monarquía para tenerla a Rowling como reina. Es un todo. Harry Potter no es una boludes para mi. ¡Ojalà que lo fuera! Pero no lo es. Podrías contarles cuándo y cómo vi la primer película, en la casa de mi papá. Cómo y cuándo vi la segunda película, dos veces en el cine, una en Bs y la otra en Córdoba cuando estaba de vacaciones. Podría decirles cuando fui a ver la tercer película... No, en realidad no porque no me acuerdo, pero sé que la fui a ver al cine también. ¿Cómo no hablarles de la cuarta? ¡Por Dior! Si hasta me encontré a un compañero del colegio al que detestaba en la sala del cine, e incluso mi mamá se quedó dormida y recuerdo aun la mirada de odio que le dí. ¿Puedo hablarles de la quinta? La orden del Fénix marcó un antes y un después. NUNCA superé la muerte de Sirius por más que ame con todo mi ser a Bellatrix, es como una situación bastante fea de amor/odio pero es más fuerte que yo, lo juro. La sexta película... Oh my god. The half blood prince es mi libro preferido y Yates (y eso que lo defendí a muerte) la cagó y la recontra cagó. La ví como dos o tres veces en el cine y juro que no podía aceptarla. No podía e incluso hoy en día no puedo. ¿Hace falta que me ponga a hablar de la séptima y octava peli? ¿Hace falta recordar las dos avant premieres que se hicieron en Argentina y mis ganas de llorar? Logramos tanto. Lloramos tanto. Sufrimos tanto. Fuimos felices. Podría decir miles de cosas, multiplicadas por millones de palabras, trillones de sonrisas mezcladas con risas y lágrimas. 

Nunca van a entender este sentimiento si de verdad no lo sienten. Uno puede decir que es idiota. Que con el tiempo va a pasar o que es solo una moda. Lo que pasa es que no entienden que Harry Potter no es una moda. Nunca va a pasar a otra dimensión. Ya sean sus libros, que van a seguir siendo traducidos, que van a seguir siendo re-publicados. Que van a tener miles de portadas y ediciones nuevas. O ya sean sus películas, que van a quedar como clásicos... No al nivel de Casablanca, pero sí al nivel de Star Wars. 



Por eso mismo hoy hay que decirles feliz cumple a ella, que es madre nuestra y madre de Harry, por ser la J.K.Rowling que sorprendió a todo el mundo, la que utiliza sus millones, no solo para vivir, sino para donar y luchar contra muchas causas. Y feliz cumpleaños Harry, por ser mi niñez, mi adolescencia y toda mi vida.

¡Alcen las copas por el niño que vivió!