IT (Eso)

martes, 10 de octubre de 2017


Hola a mis queridos enfermitos por el cine (en este caso). Como casi todas las semanas les traemos una nueva reseña de película. Y como no podía ser de otro modo, este dúo imparable (?) Natu-Terco se dirigió el fin de semana a las salas del Village Caballito a deleitarse con la que probablemente sea una de las candidatas a mejor film del año. Nos referimos a "IT", remake de aquel clásico de 1990, que fue adaptado de la novela del maestro Stephen King. La crítica de hoy estará a mi cargo, ya que la jefa detrás de Khaleesi Geek pasó gran parte de la película con los ojos cerrados (nota de la editora: MENTIRA!, Solo un ratito), así que adentrémonos en el maravilloso y escalofriante mundo de Pennywise.


Como la mayoría sabe, en 1986 la brillante y perturbada mente de Stephen King lanzó al mercado una novela de terror titulada "IT" (Eso). Tan solo en su día de lanzamiento logró vender 800 mil ejemplares. Por lo que los productores de Hollywood, ni lentos ni perezosos, se avalanzaron sobre sus derechos para llevarla a la pantalla grande. De esa manera en en el '90 se estrenó su adaptación en un formato de miniserie de poco más de 3 horas de duración, debido a lo extenso del libro.

No descubrimos la pólvora ni nos convertiremos en unos ases de la crítica periodística, si nos aventuramos a filosofar sobre dos ítems cineastas actuales que están a la vista de todos. El primero es que hay una obvia y enorme crisis de ideas, en donde es difícil sentarse en la butaca con la bolsa de pochoclos y encontrarse con una nueva y original idea llevada a cabo en la gran pantalla. Por lo que la salida más rápida es la de reflotar viejas ideas y reversionarlas con una pincelada de actualidad. La segunda cuestión a la que nos referimos es que si nos ponemos a contar con una mano, cuáles fueron nuestros terrores cinematográficos más importantes en nuestra infancia, la gran mayoría ya han sido manoseados (algunos bien, otros ni tanto) en el mercado moderno hollywoodense. ¿Repasamos rápidamente? Jason, Freddy, Alien, Halloween, Carrie, Masacre en Texas, el Despertar del Diablo, la Niebla, la Mosca, el Amanecer de los Muertos, el Exorcista, Pirañas, My Bloody Valentine, etcétera, etcétera y un larguísimo etcétera. Pero si había alguien a quién aún no se le había rendido su merecido homenaje, ese era nuestro servicial y atemorizante Pennywise.
A cargo del argentino Andrés Muschietti (quién cobró renombre tras su película "Mama", de 2013), nuestro payasito diabólico aparece en esta oportunidad contado desde un enfoque más lineal y menos rebuscado que en su predecesora. Pensado obviamente desde el lado comercial (la misma razón por la cual en el cine dividen en dos películas cada libro final, como en Harry Potter, Los Juegos del Hambre, etc.), esta primera entrega nos cuenta la historia desde la óptica de los personajes en su infancia, mientras que la segunda parte (con fecha de estreno 06/09/2019) utilizará a los protagonistas en su adultez. Para quienes no tuvieron la suerte de ver el film original, allí se cuenta todo en dos tiempos, al igual que en la novela.

La historia nos sitúa en el año '88, en el pueblito de Maine. Un lugar cuyos índices de desapariciones de personas es realmente alarmante, por lo que se ha ganado el apodo de "pueblo maldito". Así nace nuestra historia. Cierto día de lluvia, Georgie, hermano menor de Bill, desaparece en medio de una torrencial lluvia, mientras jugaba con un bote de papel, en las cercanías de una alcantarilla. Nadie logró ver nada. Y todos parecen darlo por muerto, sin investigar en demasía. Todos menos su hermano, quien en conjunto con su grupo de amigos, empiezan a experimentar cada uno en solitario, la presencia de un payaso que se convierte en sus peores temores.

Pennywise, el payaso bailarín (como se hace llamar), es parte de Maine desde mucho antes que los niños puedan imaginar, y cada determinada cantidad de años regresa en búsqueda de algo que sacie sus peores placeres. Y ese algo, lo poseen nuestros protagonistas.

Terror psicológico, sangre en su justa medida (sin exageraciones), una banda sonora que acompaña a la perfección cada tenso momento, una locación que atemoriza desde lo desértico de su población, un reparto que se hace fuerte allí donde siempre es más difícil de sostener (los pequeños actores y el villano de turno) y una adaptación que a pesar de haber cambiado muchos tips de la película original, logra atrapar en todo momento. De hecho, King le dio el visto bueno al director, respecto a todos sus agregados.

Salvo contadas excepciones (el chico malo de la escuela tiene un final algo confuso), la película cierra todos los paréntesis que abre y no deja escapar ni un error. Bill Skarsgård ("Anna Karenina") lleva las riendas del personaje de Pennywise de un modo inmejorable. El grupo de amigos tiene todos los condimentos habidos y por haber. Bill (Jaeden Lieberher) es el chico valiente con problemas para hablar, Richie (Finn Wolfhard, "Stranger Things") aporta una excelentísima cuota de humor en los momentos tensos, que lleva a la risa nerviosa obligada, Beverly (Sophia Lillis) es la única niña integrante del grupo, de la cual todos se enamoran; y Ben (Jeremy Ray Taylor, "Alvin y Las Ardillas" y "Ant-Man") es el niño nuevo de la escuela, con problemas de peso, que termina por demostrar que su coraje y amor pueden más que nada.

Era obvio el temor que los fans de la película original teníamos acerca de como era posible que arruinaran el legado. Por suerte ese miedo se esfumó al sentarnos en la butaca a disfrutar de la obra de Muschietti. Una historia de pesadillas, para aferrarse fuerte al acompañante y sobre todo, revivir temores de la infancia que siempre pueden regresar a nuestras vidas. Por último quiero recalcar algo. He hecho un trabajo de campo (sí, me gana el lado periodístico) acerca de todos aquellos que en las redes se han puesto a despotricar en contra de la película, y por lo general me he encontrado con que la mayoría acepta ni siquiera haber visto la original. Y casi todos no superan los 25 años de edad. Es muy sencillo hacer ciber-crítica detrás de una pantalla y un tag, sin ningún pergamino que los avale. Pero no por nada la película se convirtió en el film del género de terror más taquillero en toda la historia del cine (consiguiendo ya más de 600 millones de dólares, con un presupuesto de 35 millones). Los datos son irreprochables. ¡A cerrar la boca y correr al cine!