No me destaco por ser una persona que vaya mucho al teatro, principalmente porque no lo tengo incorporado en mi cultura. Cuando era más chica he ido un par de veces a ver obras “del momento” (con el fin de no escracharme no pienso decir cuáles), no obstante muchas veces me pasaba de ver obras o espectáculos que iban a estar en el teatro, que en ese momento me interesaban, pero por cuestiones económicas no podía ir. Ya que, seamos sinceros: ir al cine o al teatro SOLOS no es una opción. Existe gente que lo hace y admiro mucho los huevos que tienen, porque yo sola no iría nunca ya que me daría vergüenza. Así que si son de los que piensan en salir de a dos, saben que el presupuesto cambia bastante a la hora de programar salidas con este índole cultural. 

Tampoco me destaco mucho por es una persona que lea sobre escritores argentinos. No porque no me gusten, sino porque no tengo ese impulso incorporado de ir a una librería y buscar entre los libros nacionales. Por lo que cuando hace casi dos años atrás conocí a una persona a la que le gustaba leer sobre literatura americana, me permití conocer un poco más y no mantener mi cabeza cerrada. Y aquí estamos en el clímax del post de hoy… Gracias a esa persona, leí un libro solo de Hernán Casciari que me llevó a un mundo desconocido, atractivo y pensante ya que la cualidad principal de Casciari es escribir cuentos en donde la realidad y ficción se mezclan… No sabiendo bien qué es verdad o qué es mentira. Todos sus libros se basan en recopilaciones de cuentos los cuales están escritos con una índole personal y mentirosa que te hacen reír, llorar, entristecer y hasta alegrarte. Un boomerang de sentimientos que no solo se viven a leerlos, sino también a la hora de verlos actuar arriba del escenario.

No sé si es algo que pasa comúnmente en el teatro, vuelvo a repetir que fue una de las primeras veces que asistí a este tipo de show y tuve esta revolución de sentimientos. Por esta razón decidí yo hacer la entrada en el día de este día. Terco podría escribirles desde el lado en que conoce a Casciari, ya que él es uno de sus escritores favoritos. En mi caso, yo estoy descubriendo a este escritor que me está sorprendiendo y que me dejó una sensación, distinta, extraña y atrapante desde el momento en que me senté en la butaca a esperar que el partido de Boca y Racing terminara para ver la obra… Hasta ese aplauso final, que sacó lagrimones a más de uno. Ese jueves fue diferente. Terminé el día luego de redescubrir un arte diferente. Música, literatura, actuación, una puesta en escena muy sentimental. Todo en uno. Todo en mi.
Esperemos que el ex-gordo no se infarte más. Y que nos deleite todo este año con esta maravillosa obra, que sin duda alguna volvería a ver. Se las recomiendo al 100%. Mi puntuación es la siguiente:
Si quieren ir a ver algo original, les recomiendo que le den una oportunidad ya que a comparación de otras obras de teatro, esta es muy accesible al bolsillo de todos. Las entradas se venden en la web de Casciari: Orsai (hagan clic ahí para acceder directamente) a tan solo $200 (sí, más barato que ir a comprar un libro).
Las fotos que adornan este post fueron posteadas en el twitter del mismo escritor, así que les aviso que no son mías. Yo me dediqué a sentar mi culito en la butaca y a dejarme llevar. Hagan lo mismo. Sirve para despejar la mente de tanta rutina.
Espero que les haya gustado el post de hoy, es una recomendación diferente a las que vengo haciendo en este blog, pero va con ánimo de recomendarles algo que me sorprendió, gustó y que me gustaría volver a intentar.
¡Que tengan un lindo martes!
Nati