¡Hola queridos seguidores de #KhaleesiGeek! De tanto en tanto la
editora de este blog comete el gran error de brindarle el espacio a
este humilde servidor, para que reseñe algo… digamos “menos
normal” de lo que usualmente se ve aquí. Entre bambalinas, suelo
criticar desde discos de punk, hasta películas gore, por lo que hoy
alineé mis planetas para traerles un libro que a priori, les va a
quitar las dudas a más de uno. Veamos de qué se trata.
“Todos
creemos que sabemos mucho sobre Masonería, pero nadie conoce
demasiado”.
Con esta frase inicial del libro de Mariano Hamilton podríamos
resumir no solo su trabajo, sino a la ignorancia que nos define como
pueblo. Pero vayamos por partes. Hamilton
es reconocido en el periodismo argentino por su desempeño dentro del
ámbito deportivo (aunque suene extraño para esta pieza literaria
que reseñaremos hoy). Su CV lo refleja mejor que nunca: Clarín,
Olé, El Gráfico, ESPN; aunque muchos lo conozcan por haber formado
parte del panel del programa Duro de Domar. La “clandestinidad”
en la que la Masonería se escuda, fue lo que lo llevó a querer
conocer más y más al respecto.
Como
indiqué al principio, al igual quizá que con los Illuminati o el
Opus Dei, todos pensamos que conocemos aunque sea los preceptos
básicos de la Masonería, y lo cierto es que pocos pueden hablar con
certeza y conocimiento. Entonces,
¿en qué parte de la historia nos perdimos y empezamos a fabular?
Muy sencillo. En la guerra de poder. Cuando
me refiero a dicha guerra, es a ese pequeño espacio histórico en
donde alguien poderoso siente que pueden llegar a poner en jaque sus
principios y quizá algún día derrocarlo. Por lo que antes de
llegar a las armas, utiliza todas las formas habidas y por haber para
desestabilizarlo.
Para
situarnos en tiempo y forma, la Constitución de la Masonería se
firmó en el año 1716, en Londres. Y una forma bastante acertada de
resumir sus ideales, sería decir que se basan en los tres mismos
conceptos de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y
Fraternidad. Quizá
más de uno no esté de acuerdo con lo siguiente, pero la realidad
está a la luz. ¿Dónde nace ese supuesto oscurantismo y
maquiavélico entendimiento de la Masonería? En la Iglesia Católica.
El
germen Masón nace (aunque pocos puedan creerlo) en la albañilería.
Imagínense un grupo de albañiles en su barrio, que deciden juntarse
todos los viernes a comer, beber y hablar de fútbol (y no, no hablo
de La Mesa de Los Galanes, del Negro Fontanarrosa). Bueno, ahora
hagan de cuenta que ese encuentro fue hace 300 años atrás, y en
lugar de hablar de fútbol, porque no había ni radios, ni TV,
debatían sobre libros. Conocimiento. Ese es el kit de la cuestión.
Su fortaleza era el conocimiento. Que todos tuvieran un espacio donde
leer más y más. Donde instruirse, donde culturizarse. Y como todos
sabemos… el saber es poder. Y a la Iglesia, eso nunca le gustó. La
Iglesia Católica se encargó de demonizar con el correr de los años
todo lo relacionado a la masonería. Es por ello que hasta se ha
llegado a leer que son una organización llena de brujos, que en sus
tertulias a escondidas buscaban invocar a Satán. Así de gracioso
como lo leen. Necesitaban derrocarlos desde los altares.
El
autor inicia su recorrido con una explicación que desnuda mucho de
lo que conocemos y no conocemos de los Masones. Dice: “La
Masonería no es una sociedad secreta. Es una sociedad discreta”.
De hecho, gran parte de su investigación se ha hecho con material
que le fue suministrado por Gran Logia de la Argentina de Libres y
Aceptados Masones. Sin ocultamientos. Sin censuras. Libertad, ante
todo.
Masones
Argentinos: El Poder en las Sombras se gestó desde la idea de
cómo la Masonería pudo haber influido en el desarrollo político
argentino. Desde la intriga de saber si dicha organización siempre
tuvo ese “oscuro” poder que se le achacó, para las malas
decisiones de los gobernantes nacionales. Un
dato no menor a tener en cuenta, es que se desconoce quiénes son los
Masones en vida. A menos que alguien mismo perteneciente a la Orden
lo haga público, no se sabe a ciencia exacta quienes portan dicho
reconocimiento. Y la realidad es que prácticamente nadie lo revela
en vida. Solo después de fallecer, se suelen hacer públicos sus
nombres. Por lo que Hamilton logra llevarnos paso a paso las
travesías de próceres como San Martín, Belgrano, Avellaneda o
Roque Pérez.
Pero
aunque muchos no lo crean, la investigación final del periodista
logra hacernos entender que en la actualidad, la influencia Masón es
prácticamente nula en la política de nuestro país. Más allá de
haber sido los principales mentores de momentos históricos como la
secularización del Estado, el encuentro entre San Martín y Bolívar
en Guayaquil, la batalla de Pavón y la promulgación de la ley de
educación obligatoria, laica y gratuita, más conocida como la ley
1420; en el último siglo ha habido una considerable merma en su peso
político. Sin
ir más lejos, el último presidente Masón argentino fue Agustín P.
Justo, hace ya más de 85 años. Y pensar que antes de él, tuvimos a
otros 13 presidentes pertenecientes a la Masonería.
Mariano
Hamilton logra un exhaustivo informe, completo y a la vez más que
revelador de cómo en su momento la Masonería fue quizá la carta
más prometedora en el plano nacional, para lograr algún día
pertenecer al primer mundo, dejándonos como resultado, un triunfo de
las verdaderas fuerzas oscuras que relegaron dicha Libertad, Igualdad
y Fraternidad, en pos del beneficio propio. Quizá esa sea también
una de las razones por las cuales estamos condenados a ser
eternamente tercermundistas.
La
reflexión, post lectura de Masones Argentinos: El Poder en las
Sombras, es muy simple: leer, instruirse, culturizarse. Aunque los
de más arriba no quieran que seamos seres críticos y racionales.
Seguir leyendo es lo único que nos dará el poder necesario para que
no nos pasen por arriba.