Ciudades de Papel

martes, 13 de octubre de 2015

¡Buen martes 13 a todos! Cásense y embárquense en el día de hoy, nada de malas vibras. En el día de la fecha, les traigo una reseña que hizo Terco y que el muy vago me hace publicarla a mi. Hace unos fin de semana atrás vimos la película de Ciudades de Papel, yo debo confesar que me quedé dormida en una parte de la misma, no obstante, Terco les hizo una reseña cortita y al grano, que me pareció muy interesante. Que la disfruten, ¡buena semana!

Nati



Me resulta extraño hacer la review de ésta peli, porque el DNI me dice que estoy medio crecidito para ver películas de índole “Juvenil”. Pero a la vez, cada día me porto más como un chico que no debería de ver películas aptas para mayores de 13 años. Aclaración al márgen, debo decir que “Ciudades de papel” me dejó varias cosas en el tintero. Pero vayamos de a poco.
 
La película se estrenó hace menos de dos meses, y no estuvo mucho tiempo en las carteleras de cine argentino (pese a que a nivel internacional, sextuplicó su presupuesto, en ganancias). Cuenta la historia de Quentin (Nat Wolff) a partir de su niñez, dónde se enamora perdidamente de su nueva vecina, Margo (la exótica Cara Delevingne). Desde un principio, la película trata de foguear la idea de amistad, al coste que sea. Pero llegada la primera adolescencia, el destino quiere que ella se transforme en una aventurera, rebelde, libre de cualquier cadena que la sujete. Por su lado, Quentin elige ser más correcto, aplicado y rutinario. Razón por la cual, la vida y los años los van separando por completo. Pero como la historia es cíclica y todo se repite, de un momento a otro nos topamos con Margo, entrandopor la ventana de Quentin (después de varios años sin hablarse), pidiéndole prestado el auto de la madre, para cometer una serie de locuras, en el transcurso de una noche. Y como siempre, nuestro protagonista no puede resistirse al encanto de la dama.
 
La película se va desenvolviendo en algunos lugares diferentes, ya que a partir de esa noche, todo cambia. Cometidas las locuras planeadas, Margo desaparece. Se esfuma de la faz de la tierra. Y Quentin empieza a sentir que ella le deja pistas, para que la encuentre. A partir de allí, nos topamos con la idea de cómo un primer amor siempre nos hace volver. Pero sumidos en este mar de dudas e incógnitas, nuestro pequeño protagonista se apoya firme en sus dos amigos de la infancia, para encarar desde allí, la búsqueda de su enamorada. Es un viaje, una aventura. Es un momento que parece eterno, y en realidad es tan efímero como lo que quiere contar. El director (Jake Schreier) no busca vendernos historias mágicas, ni tampoco empalagarnos en cursilerías. La historia se vuelve sencilla y por momentos hasta burda y banal (recordemos que se trata de un guión adaptado del libro de John Green, el mismo de “Bajo la misma estrella”). La trama se vuelve compleja, de tan simple que es. Un amor, un viaje, un mensaje. Y es eso; un mensaje. Él buscándola. Ella sin pensar que la podían encontrar.
 
El film tiene un montaje realmente muy bello. Tomas, relatos, música. Las actuaciones dejan un poquito que desear. Wolff es algo monoacorde en sus gesticulaciones, y por momentos se lo nota totalmente inexpresivo. Y la historia en si no tiene nada nuevo (ojo, el título es el hilo conductor que guía a los protagonistas hasta Margo). Pero se trata del mensaje en sí. De la idea que el director nos quiso dejar plasmada sobre el final, lo que hace más que atractiva a la película. Mención aparte para Ben (Austin Abrams) y Radar (Justice Smith), los dos mosqueteros que acompañan a Quentin en esta descabellada búsqueda. Sobre todo para la actuación de Abrams, quien con su humor logra robarnos más de una sonrisa.

Película poco pretensiosa, que solo busca dejar una idea flotando en el aire, para que nos aferremos a ella, y entendamos de que se trata un poco la vida. De nunca dejarse estancar. Y de que los sueños, vengan de donde vengan, hay que alimentarlos todos los días, para poder disfrutar de ellos, en vez de sufrirlos.
 

Puntaje Terco: 7 Puntos