Reseña #17 // Inferno

viernes, 23 de enero de 2015

Reseña y análisis realizado por Alejandro Terco Nuñez


 “Abandonad toda esperanza quien ingrese”. Yo tendría unos doce o trece años cuando en mi afán por abarcar todos los géneros artísticos posibles (y misantropía de por medio), tallé en madera esta frase y la colgué en la puerta de entrada de mi habitación. Duró tanto como duraron los cachetazos de mi señora madre, quien me consideró un “maleducado”. Quién diría que quince años después recordaría esa efimera anécdota, no gracias al autor original de dicha frase, sino al reconocido escritor estadounidense Dan Brown.

En la actualidad, el mundo que aglutina a los lectores de Best Sellers se divide en dos: Los que aman a Dan Brown, y los que lo defenestran rotundamente. Los que lo odian fundamentan su ira diciendo que Brown no hace más repetir la fórmula una y otra vez. Y por consiguiente consideran que es un punto intermedio entre mediocre y ladrón. Los que lo aman, llenan el cuenco de sus ojos e inflan el pecho con cada una de sus entreveradas y rebuscadas historias. Yo, intentaré caminar por el medio de ambos bandos.

Inferno es una novela editada en mayo de 2013, donde su autor vuelve a inmiscuirse en el suspenso, el misterio y el arte. Así como su ópera prima (hablo de “El Códico Da Vinci”, 2003) estuvo rodeada por el enigma oculto detrás de la magia que presenta “La Última Cena” (pintada por Leonardo Da Vinci entre 1495 y 1497), en éste caso nos volvemos a topar con el profesor Robert Langdon como protagonista, intentando develar la simbología escondida en la Divina Comedia, uno de los escritos más influyentes de la literatura mundial, gracias a su escritor, el florentino Dante Alighieri. Más allá de ser acertada la acusación de que el recurso utilizado por Brown pareciera repetirse, las historias son bien distintas, y considero que Inferno es tanto su obra más cruenta y real, como también la más pulida y perfeccionada. Sus detractores se aferran a la teoría de que las tramas siempre son develar la simbología detrás de diferentes obras de arte, para poder resolver un caso X. Y es verdad. ¿Pero acaso Martin Mc Fly y el Dr. Brown no están tres películas enteras tratando de arrancar una máquina del tiempo de diferentes maneras, para volver a su actualidad (ya sea con plutonio, un rayo o empujados por un tren)? Y Volver al Futuro no deja de ser una de las 10 mejores sagas cinematográficas de todos los tiempos. Misma razón por la cual Dan Brown se ganó merecidamente el rótulo de “escritor de Best Sellers” (¿pavada de título, no?).

Volviendo a nuestra novela en cuestión, la historia vuelve a ser un laberinto con mil aristas. Todo empieza cuando el catedrático de Hardvard (R. Langdon) despierta en un hospital italiano, teniendo como último recuerdo, haber estado caminando tranquilamente por el campus de la universidad, en E.E.U.U..A partir de allí, todo sucede muy rápido. La doctora que lo atiende (Sienna Brooks) le salva vida de una asesina que entra a la sala de terapia intensiva a acabar con él. Lo lleva a su casa, llaman a la Embajada Norteamericana, quien manda a un grupo de agentes especiales a... ¡matarlo! El misterio se vuelve desesperante. Ya que Langdon no recuerda absolutamente nada y no entiende por qué está en otro país, ni por qué tiene una herida de bala en la cabeza, ni por qué pareciese que todo el planeta quiere exterminarlo. Todos, salvo Sienna, quien posee uno de los papeles fundamentales con el correr de las páginas. Todo se termina por desmadrar cuando nuestros protagonistas hayan en un bolsillo de la chaqueta de él, un pequeño tubo metálico con la señal de peligro biológico. Al abrirlo, descubren un artefacto hecho de hueso, que resulta ser un diminuto proyector, que refleja una copia del “Mapa del Infierno”, pintado por Boticelli (inspirado en la obra de Dante). A partir de allí, comenzará una odisea hollywoodense donde nuestros protagonistas deberán combatir al fantasma (no literalmente) de Bertrand Zobrist, un genetista multimillonario que va mutando su preocupación por la población mundial, hasta transformarla en locura.

La historia parece sencilla, pero no lo es. Está contada por momento en dos tiempos, y los capítulos van cambiando de acuerdo a la interpretación de los hechos, tanto de Langdon, Brooks, Zobrist, o nuestros otros otros dos pilares en la historia: Elizabeth Sinskey (directora de la Organización Mundial de la Salud) y el Comandante (junto a su secuaz, el agente Brüder), quien encabeza una organización secreta  muy turbia, que se dedica a cumplir acciones totalmente ilegales, alrededor de todo el globo. Brown destila todo su conocimiento sobre el papel. No solo su sabiduria sobre arte e historia, sino que son magnánimas sus descripciones geográficas y arquitectónicas de cada piso sobre el que Langdon apoya sus pies.

Una novela con un final totalmente despegado de los típicos clichés, y rebosante de dramatismo y sagacidad, para tejer un epílogo tan único. A modo de dato de color, en Abril se empezará a filmar su adaptación al celuloide, cuyo guión estará a cargo de David Koepp, y lo volverá a tener a (te tenemos que santificar) Tom Hanks, en el papel del Dr. Robert Langdon.

Su estreno estaba previsto para el 18 de Diciembre de este mismo año. Pero resultó ser la misma fecha en la cual se anunció el estreno de Star Wars VII. Por consiguiente, anunciaron que saldrá a la luz en Octubre de 2016 (me parece un poco mucho, igualmente).

Léanla, dejen que su mente se adentre en el infierno, tan abajo como puedan... y si logran salir, díganme si Dan Brown es un genio, o uno más del montón.

  • Puntuación: 9,5/10