Reseña #34 // La mujer que se estrellaba contra las paredes

martes, 2 de junio de 2015


¡Bienvenidos a otro mes más en Khaleesi! Empezamos junio con toda una buena vibra. Queda un solo mes de cursada en la facultad, por lo que con tiempo estoy planeando los post de este mes, antes de que desaparezca. Hay mucho que leer, mucho que hacer, y muchas cosas en mente para reseñar. Antes que nada, quiero agradecer a TODOS los comentarios que tuvo el primer Boom de series, me sorprendió la respuesta que tuvo, tuve miedo al respecto de si iba a interesar o no. Por lo que me voy a poner de lleno a preparar el segundo, teniendo en cuenta que Outlander terminó el sábado y Game of Thrones termina en dos semanas. 

Además les quería contar que decidí cambiar el sistema de puntuación utilizado ahora en el blog, en vez de usar la fórmula “1/10” voy a usar los vasitos de café, ya que el café es elemental para mi a la hora de leer, ver pelis o series. Los termintos que tengan nombre son los puntos contados, si no tienen nombre, no se cuentan los puntos de esos cafés. Espero que les guste, es un simple detalle, pero lo quería compartir, ya que en vez de hacer escala del uno al diez, va a ser una escala del uno al cinco. Así que ATENTOS.

La reseña del día de hoy, es sobre un libro que encontré de pura casualidad en Yenny, ya que estaba en una súper oferta. ¿Les paso a contar al respecto?


Roddy Doyle es un escritor nacido en Dublín que se caracteriza por escribir sobre problemáticas sociales y familiares, haciendo referencia a conflictos de amistades, amores, familias, adolescencia, niñez. Con temáticas adultas, que generalmente transcurren en Inglaterra y Dublín. La obra de la que les hablaré hoy, es una de las pocas que se consiguen en el país, a muy buen precio. 

“Mi nombre es Paula Spencer. Tengo treinta y nueve años. La semana pasada fue mi cumpleaños. Soy viuda. Estuve casada durante dieciocho años. Mi marido murió el año pasado… Lo mató la policía. Hacía un año me había dejado. Yo lo eché de la chasa. Su nombre era Charlo Spencer; todo el mundo lo llamaba Charlo…”

La historia de vida de la protagonista es muy fuerte, rompe con esquemas básicos de cualquier historia familiar, metiéndose en un turbulento mundo en donde nada es fácil, todo es complejo, aberrante, doloroso. Ella nos narra su propia historia, con saltos en el tiempo constantemente. Paula es alcohólica y una mujer golpeada.  Sus conflictos empiezan desde muy chica, en su casa, con su familia, para luego trasladarse al colegio y por último a su esposo. El libro va teniendo una ida y vuelta durante los treinta y nueve años que tiene esta mujer, intentando explicarnos el por qué de todos sus problemas.

Es una mujer con mucha culpa, a través de las páginas intenta convencernos de que ella era la causante de todas sus desgracias. Nos adentra en la humillación, en el dolor, la pena y la agonía de una mujer con hijos que sufre, que es presa de una adicción, como así también, un personaje débil, irónico, susceptible, que siente merecer todo lo que le ha sucedido. 

La historia narrada desde el lugar que tiene Paula, personalmente, me chocó varias veces, ya que nos metemos en una mente muy débil, y te causa bronca que ella sea así. Hay que tener en cuenta en el contexto social en el que está basado el libro, es entre las décadas de los ’70 y ’80, en donde no se hablaba cuando una mujer aparecía golpeada. De hecho, hay varias páginas en donde ella cuenta que el médico que la atendía después de que su marido la golpeara, ni siquiera la miraba a los ojos. O que una médica, le dijo que ella era una pérdida de tiempo. Todo es muy injusto, muy oscuro. 

El tema del libro es muy interesante, habla de una problemática que en su momento era tabú y que hoy por hoy las mujeres luchan por salir adelante y dejar atrás el no hablar, sobre la violencia de género. Sin embargo, no me gustó cómo llevó la narración el autor. No me gustó que repitiera muchas frases (una técnica que ya he visto en muchos escritores, pero que personalmente no me gusta, me parece totalmente una idea de “relleno”), ni que tuviera tantos saltos temporales. Las primeras cien páginas se me hicieron muy densas, aunque luego el ritmo aligeró y logró que sea más entretenido, aún le seguía faltando algo, ya sea historia (detallando cómo empezaron los conflictos de Paula con su marido, ya que al principio todo es una burbuja de felicidad). Como también el desarrollo más profundo de la relación de ella con sus hijos. 

En muchos aspectos el personaje de Paula me hizo sentir vulnerable, tener ganas de gritarle “¿Por qué sos así?¿Por qué permitís eso? ¿Por qué no luchas? ¿No te das cuenta de que eso está mal?” En ese sentido el escritor fue muy bueno, porque logra captar al lector, causarle sentimientos, movilizarlo y querer arremeter contra la gran injusticia que es el libro. E igualmente, no me terminó de convencer. No es un libro al que le falte sentimiento, pero sí desarrollo, sí diálogos. Tal vez ordenar todo cronológicamente, o que los saltos temporales no sean tan fuertes y desorientadores. 

La escritura de Doyle la puedo calificar como cruda y sin rasgos de querer mantener tabúes o por lo menos, no le importa mucho si habla de cosas poco comunes en los libros. Eso es admirable, pero a veces se me hizo un poco repulsivo el libro. Del todo no me convenció, pero es uno de esos libros del que se puede hablar y discutir por largas horas. No es un libro que no recomiende, especialmente porque Yenny lo está vendiendo a $47, pero si le quieren dar una chance, tal vez encuentren otros aspectos que les llamen la atención, los cuales me gustaría saber encantada.