Reseña #78 // Masones Argentinos

lunes, 13 de agosto de 2018



¡Hola queridos seguidores de #KhaleesiGeek! De tanto en tanto la editora de este blog comete el gran error de brindarle el espacio a este humilde servidor, para que reseñe algo… digamos “menos normal” de lo que usualmente se ve aquí. Entre bambalinas, suelo criticar desde discos de punk, hasta películas gore, por lo que hoy alineé mis planetas para traerles un libro que a priori, les va a quitar las dudas a más de uno. Veamos de qué se trata.


Todos creemos que sabemos mucho sobre Masonería, pero nadie conoce demasiado”. Con esta frase inicial del libro de Mariano Hamilton podríamos resumir no solo su trabajo, sino a la ignorancia que nos define como pueblo. Pero vayamos por partes. Hamilton es reconocido en el periodismo argentino por su desempeño dentro del ámbito deportivo (aunque suene extraño para esta pieza literaria que reseñaremos hoy). Su CV lo refleja mejor que nunca: Clarín, Olé, El Gráfico, ESPN; aunque muchos lo conozcan por haber formado parte del panel del programa Duro de Domar. La “clandestinidad” en la que la Masonería se escuda, fue lo que lo llevó a querer conocer más y más al respecto.

Como indiqué al principio, al igual quizá que con los Illuminati o el Opus Dei, todos pensamos que conocemos aunque sea los preceptos básicos de la Masonería, y lo cierto es que pocos pueden hablar con certeza y conocimiento. Entonces, ¿en qué parte de la historia nos perdimos y empezamos a fabular? Muy sencillo. En la guerra de poder. Cuando me refiero a dicha guerra, es a ese pequeño espacio histórico en donde alguien poderoso siente que pueden llegar a poner en jaque sus principios y quizá algún día derrocarlo. Por lo que antes de llegar a las armas, utiliza todas las formas habidas y por haber para desestabilizarlo.

Para situarnos en tiempo y forma, la Constitución de la Masonería se firmó en el año 1716, en Londres. Y una forma bastante acertada de resumir sus ideales, sería decir que se basan en los tres mismos conceptos de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Quizá más de uno no esté de acuerdo con lo siguiente, pero la realidad está a la luz. ¿Dónde nace ese supuesto oscurantismo y maquiavélico entendimiento de la Masonería? En la Iglesia Católica.


El germen Masón nace (aunque pocos puedan creerlo) en la albañilería. Imagínense un grupo de albañiles en su barrio, que deciden juntarse todos los viernes a comer, beber y hablar de fútbol (y no, no hablo de La Mesa de Los Galanes, del Negro Fontanarrosa). Bueno, ahora hagan de cuenta que ese encuentro fue hace 300 años atrás, y en lugar de hablar de fútbol, porque no había ni radios, ni TV, debatían sobre libros. Conocimiento. Ese es el kit de la cuestión. Su fortaleza era el conocimiento. Que todos tuvieran un espacio donde leer más y más. Donde instruirse, donde culturizarse. Y como todos sabemos… el saber es poder. Y a la Iglesia, eso nunca le gustó. La Iglesia Católica se encargó de demonizar con el correr de los años todo lo relacionado a la masonería. Es por ello que hasta se ha llegado a leer que son una organización llena de brujos, que en sus tertulias a escondidas buscaban invocar a Satán. Así de gracioso como lo leen. Necesitaban derrocarlos desde los altares.

El autor inicia su recorrido con una explicación que desnuda mucho de lo que conocemos y no conocemos de los Masones. Dice: “La Masonería no es una sociedad secreta. Es una sociedad discreta”. De hecho, gran parte de su investigación se ha hecho con material que le fue suministrado por Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Sin ocultamientos. Sin censuras. Libertad, ante todo.

Masones Argentinos: El Poder en las Sombras se gestó desde la idea de cómo la Masonería pudo haber influido en el desarrollo político argentino. Desde la intriga de saber si dicha organización siempre tuvo ese “oscuro” poder que se le achacó, para las malas decisiones de los gobernantes nacionales. Un dato no menor a tener en cuenta, es que se desconoce quiénes son los Masones en vida. A menos que alguien mismo perteneciente a la Orden lo haga público, no se sabe a ciencia exacta quienes portan dicho reconocimiento. Y la realidad es que prácticamente nadie lo revela en vida. Solo después de fallecer, se suelen hacer públicos sus nombres. Por lo que Hamilton logra llevarnos paso a paso las travesías de próceres como San Martín, Belgrano, Avellaneda o Roque Pérez.

Pero aunque muchos no lo crean, la investigación final del periodista logra hacernos entender que en la actualidad, la influencia Masón es prácticamente nula en la política de nuestro país. Más allá de haber sido los principales mentores de momentos históricos como la secularización del Estado, el encuentro entre San Martín y Bolívar en Guayaquil, la batalla de Pavón y la promulgación de la ley de educación obligatoria, laica y gratuita, más conocida como la ley 1420; en el último siglo ha habido una considerable merma en su peso político. Sin ir más lejos, el último presidente Masón argentino fue Agustín P. Justo, hace ya más de 85 años. Y pensar que antes de él, tuvimos a otros 13 presidentes pertenecientes a la Masonería.

Mariano Hamilton logra un exhaustivo informe, completo y a la vez más que revelador de cómo en su momento la Masonería fue quizá la carta más prometedora en el plano nacional, para lograr algún día pertenecer al primer mundo, dejándonos como resultado, un triunfo de las verdaderas fuerzas oscuras que relegaron dicha Libertad, Igualdad y Fraternidad, en pos del beneficio propio. Quizá esa sea también una de las razones por las cuales estamos condenados a ser eternamente tercermundistas.

La reflexión, post lectura de Masones Argentinos: El Poder en las Sombras, es muy simple: leer, instruirse, culturizarse. Aunque los de más arriba no quieran que seamos seres críticos y racionales. Seguir leyendo es lo único que nos dará el poder necesario para que no nos pasen por arriba.