Reseña #32 // Capitán América: Teatro de Guerra

sábado, 2 de mayo de 2015

El Capitán América fue el último "superéroe" al que le di la oportunidad de enamorarme a través de sus historias. ¿Por qué? Por la misma razón por la cual a todo el mundo al que se lo recomiendo, me dice "No, gracias". Por sus colores, su nombre y su escudo. Por estar bañado en historia yanquee norteamericana. Pero les voy a contar un secreto: Al leerlo, estudiarlo y conocerlo, se van a llevar una gran y grata sorpresa. Ya se van a enterar...


Conocemos mil aventuras que rodean el universo en el que vive el Capitán América. Sobre todo sus frecuentes y terribles enfrentamientos a Cráneo Rojo. Pero hay algo que por momentos se pierde y olvida del Capi (sic). Se trata de que bajo ese traje azul de látex, y ese escudo rojo y blanco (si, si, si... todos las alusiones posibles a la bandera e insignias estadounidenses), convive Steave Rogers. Un soldado como cualquiera, que decidió apostar su vida, para convertirse en defensor nato de su país, y los más necesitados. ¿Por qué la aclaración? Porque "Teatro de Guerra" no es más que una edición especial que recopila cuatro historias sumidas en los enfrentamientos armamentísticos más recordados por el inconsciente del país del norte.

Paul Jenkins se encarga de pergeniar cuatro historias de guerra, en escenarios en los que cualquier lector quisiera ver sumido al superhéroe predilecto de los Estados Unidos. Lo interesante es que no se trata solo de cuatro vivencias que harían sentir orgullosos a los gringos. Son cuatro momentos que marcan un antes y un después en la historia mundial. Y para deleite del paladar comiquero, como plus, son dos pares de cuentos en los que se mezclan odio, amor, rencor, perdón, miedo, valentía, realidad, magia, todo lo que uno pudiera pedir, en torno a ese gigante monstruoso que puede ser la potencia norteamericana. Así como por momentos se trata de resaltar el valor militar de las tropas estadounidenses, también se elevan críticas por sobre el manejo de los superiores en los distintos escalafones de poder. Se reconocen logros a través de sus años como país, pero también denotan miedos y tonterías llevadas a cabo por sus diferentes líneas de soldados.

Las manos y el poder artístico de Gary Erskine, John McCrea, Fernando Blanco y Elia Bonetti, complementan sustancialmente las historias, al recrear cada uno un tiempo y espacio que consiguen meter al lector de lleno en lo que pasa. "La Bella América", "Un Compañero de Armas", "Seguir Adelante" y "Fantasmas de mi País" (éste último arrancando desde los albores de la independencia estadounidense, y poniéndose algo tedioso -a propósito-, para terminar como una de las mejores historias jamás contadas del Capi, llena de reproches hacia su pueblo), son los títulos de estas cuatro historias, las cuales se sitúan en escenarios tan disimiles como archi conocidos de la talla de las las playas de Normandía (en el Día D, promediando el final de la Segunda Guerra Mundial), la Guerra del Golfo (a principios de la década del 90´), las selvas de Vietnam (a mediados de los años 60´) o las guerras de independencia y guerra civil de los Estados Unidos, hasta llegar a las batallas que se debaten en la actualidad.

Como dato de color, los cuatro dibujantes son de cuatro nacionalidades diferentes. Y ninguno es norteamericano. Una mixtura que aporta muchísimo a la explosión a fondo que el Capitán América merece.

Recomendado para todos aquellos que aún no quisieron darle una oportunidad al ídolo de traje y nombre gringo. Pero que en el fondo, sigue siendo un simple soldado que lucha por el compañero que tiene pegado a su hombro.


Puntuación para Capitán América: Teatro de Guerra: 9/10